La canción vasija de barro es una composición icónica de la música ecuatoriana que ha perdurado a lo largo de los años. Fue escrita en una noche de bohemia en Quito, Ecuador, en 1950, durante una fiesta organizada por el pintor Oswaldo Guayasamín. En esta fiesta, se reunieron poetas, escritores, pintores y músicos de la época, quienes se inspiraron en el cuadro el origen de Guayasamín para crear esta hermosa canción.
El significado de la vasija de barro en la canción
El cuadro el origen representa la forma en que los incas y otras culturas andinas enterraban a sus antepasados. En la pintura se puede apreciar un esqueleto de niño, que a su vez es una flor, dentro de una vasija de barro. Esta imagen simbólica de la vasija de barro se convirtió en el eje central de la canción.
La vasija de barro en la canción simboliza el ciclo de la vida y la conexión con nuestras raíces. Es un recordatorio de que todos venimos de la tierra y que, al final de nuestros días, regresamos a ella. La vasija de barro representa el vientre oscuro y fresco que acoge a nuestros antepasados y nos recuerda nuestra propia mortalidad.
La letra de la canción, escrita por varios poetas en aquella noche de inspiración, refleja estos conceptos. Cada estrofa aporta su propia perspectiva sobre la vasija de barro y su significado:
- Primera estrofa: yo quiero que a mí me entierren como a mis antepasados en el vientre oscuro y fresco de una vasija de barro.
- Segunda estrofa: cuando la vida se pierda tras una cortina de años vivirán a flor de tiempo amores y desengaños.
- Tercera estrofa: arcilla cocida y dura alma de verdes collados barro y sangre de mis hombres sol de mis antepasados.
- Cuarta estrofa: de ti nací y a ti vuelvo arcilla, vaso de barro con mi muerte yazgo en ti de tu polvo apasionado.
Estas estrofas transmiten la conexión con la tierra, la importancia de honrar a nuestros antepasados y la aceptación de nuestra propia mortalidad.
La importancia de la música en vasija de barro
Después de que los poetas escribieron la letra de la canción, Gonzalo Benítez, uno de los asistentes a la fiesta, compuso la música en el ritmo de Danzante. Esta elección fue hecha para honrar el contenido de las estrofas y las culturas originarias. Fue Luis Alberto Valencia, del dúo Benítez y Valencia, quien tuvo el honor de interpretar vasija de barro por primera vez.
La canción fue grabada y se convirtió en un éxito, a pesar de las dudas iniciales del dueño de la disquera. La gente se enamoró de la belleza y profundidad de la canción, agotando las copias del disco en cuestión de horas. Esto llevó a la producción de más discos con vasija de barro como uno de los temas principales.
La trascendencia de vasija de barro
A lo largo de los años, vasija de barro se ha convertido en una de las mejores creaciones de la música autóctona ecuatoriana. Aunque la letra ha sufrido algunos cambios a lo largo del tiempo, el mensaje y la belleza de la canción perduran. Es un recordatorio de nuestras raíces, de la importancia de honrar a nuestros antepasados y de aceptar nuestra propia mortalidad.
Vasija de barro es más que una canción, es un símbolo de la conexión con la tierra y nuestras raíces. A través de sus estrofas y su música, nos invita a reflexionar sobre la vida, la muerte y la importancia de honrar a nuestros antepasados. Es un tesoro musical que ha trascendido el tiempo y sigue emocionando a quienes la escuchan.
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