La primera vez que se escucha el sonido del violín puede ser un momento emocionante y lleno de expectativas. Tanto para los estudiantes como para los padres, la primera lección de violín es un hito importante en el inicio de un viaje musical. En este artículo, exploraremos qué esperar en tu primera lección de violín y cómo prepararte para aprovechar al máximo esta experiencia única.
Preparación para la primera lección de violín
Antes de la primera lección de violín, es importante asegurarse de tener todo lo necesario. La lista de elementos que generalmente se requieren incluye:
- Instrumento: Si aún no tienes un violín, el profesor te ayudará a elegir el adecuado durante la primera lección.
- Cuaderno para tomar notas: Tanto el profesor como los padres pueden tomar notas durante la lección para recordar lo que se ha aprendido.
- Lápiz: Siempre tener un lápiz a mano para marcar cualquier anotación en las partituras.
- Accesorios para el instrumento: Esto puede incluir un soporte para el hombro, resina, bandas de goma, entre otros.
- Libros de música: Dependiendo del método de enseñanza preferido por el profesor, es posible que se requiera la compra de libros específicos.
- Apertura para aprender algo nuevo y divertido: La actitud y la disposición para aprender son fundamentales para aprovechar al máximo la primera lección de violín.
Estos son solo los elementos básicos que se suelen necesitar en la primera lección de violín. El profesor te indicará cualquier otro requisito específico que debas cumplir.
La primera lección de violín
La primera lección de violín es un momento para que el profesor y el estudiante se conozcan mutuamente y se familiaricen con el instrumento. Durante esta lección, el profesor evaluará el interés y la concentración del estudiante para determinar cómo proceder. Por lo general, se comienza con tareas pequeñas para que el estudiante no se sienta abrumado.
Como profesor de violín, suelo comenzar hablando sobre el violín y lo que el estudiante ya sabe o no sabe sobre el instrumento y cómo tocarlo. A continuación, repasamos las partes del violín y del arco para que el estudiante comprenda cómo funcionan. Luego, enseñamos cómo sostener el violín y llevarlo a la posición de tocar. Después viene la parte más emocionante (y a veces más desafiante): enseñar cómo sostener el arco. Después de todos estos pasos, finalmente podemos comenzar a tocar. Aprendemos los nombres de las cuerdas y cómo pellizcarlas, y luego, por último pero no menos importante, colocamos el arco sobre las cuerdas y producimos algunos sonidos con el arco.
Es posible que estés pensando que hay muchos pasos antes de que tu hijo pueda realmente tocar el violín. Como padre, seguramente sabes que tu hijo querrá tocar algo de inmediato. Después de todo, ¡eso es por lo que eligieron tocar un instrumento!
Si bien algunos instrumentos permiten progresar más rápidamente al principio, el violín no es uno de ellos. Hay tantos pasos que debemos seguir solo para producir un sonido decente, por lo que la paciencia es fundamental. Te prometo (y no suelo usar esa palabra) que si confías en tu profesor, avanzas lentamente y te centras en la consistencia y la precisión, tu hijo tocará hermosamente y con comodidad en poco tiempo. Bueno, llevará unos meses, pero llegarán allí.
Compromiso y participación de los padres
Como profesor, siempre recomiendo que los padres estén presentes durante las lecciones tanto como sea posible para que puedan conocer lo que se está trabajando y así ayudar al niño a practicar en casa. Esto es especialmente importante para los niños más pequeños, hasta los 10 años aproximadamente.
Entiendo que los horarios pueden ser increíblemente ocupados y a veces es necesario dejar a tu hijo solo en la lección. Sin embargo, cuanto más presentes estén los padres, más provecho sacará el niño de las lecciones.
El compromiso y la participación de los padres son factores clave que determinan el éxito del estudiante. En el método Suzuki, se habla de un triángulo llamado padre, profesor, niño, lo que significa que todos somos parte del mismo equipo, con diferentes tareas y responsabilidades. Recuerda, ¡no hay yo en equipo! Cuando todos trabajamos juntos, el estudiante puede prosperar, y eso es lo que todos queremos.
¡Feliz música!
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